Los participantes han podido conocer este oficio artesanal, así como la historia de las salinas y su valores naturales a través de los talleres “Salineros por un día”, que se han organizado durante julio y agosto.
El pasado sábado, tuvo lugar el último taller de “Salineros por un día” en las Salinas de Marchamalo, Cabo de Palos, situadas en el Mar Menor. Desde finales de julio, más de un centenar de voluntarios y voluntarias han participado en estos talleres donde han tenido la oportunidad de ser salineros y vivir el oficio en su propia piel, a través de la extracción de flor de sal. Además, los asistentes han visitado estas salinas en restauración tras 30 años de abandono.
La industria salinera en Marchamalo comenzó a finales del silgo XIX, de la mano de la empresa “Salinera Catalana”. Durante un siglo, las salinas daban sustento a numerosas familias en el pueblo de Cabo de Palos, suponiendo una importante actividad económica en la zona. En los años 70, coincidiendo con la colmatación de El Vivero en La Manga, comenzó su decadencia, debido al auge de métodos de extracción de sal más modernos, hasta que finalmente, en los 90, fueron abandonadas hasta ahora, que el proyecto Resalar está volviendo a dar luz y vida a las Salinas de Marchamalo.
Es fundamental reactivar la actividad salinera tradicional para equilibrar el ecosistema asociado a ésta. Estas salinas tienen un alto valor ecológico albergando numerosas especies animales y vegetales. Algunas especies animales y vegetales que caracterizan en entorno salinero son el fartet (Aphanius iberus), la artemia (Artemia salina), el chorlitejopatinegro (Charadrius alexandrinus) y la gaviota de Audouin (Ichthyaetus audouinii) o el alga que da su color característico a las aguas salinas, Dunaliella salina.
Durante los talleres, que arrancaban con una charla informativa en las naves recientemente reconstruidas, se daba a conocer el proyecto Resalar, la historia de las Salinas de Marchamalo, con la aportación de fotografías antiguas, además de explicarse la reactivación actual de la actividad salinera a través del proyecto, y el proceso tradicional de producción de sal.
Finalmente, tras conocer y valorar el entorno, los participantes recolectaban flor de sal por sí mismos, experimentando de primera mano la labor de los salineros. A lo largo del verano, numerosas familias con niños han participado en estos talleres, aprovechando el tiempo libre de sus vacaciones.
Este proyecto, que coordina la Fundación ANSE, y en el que participan la Asociación de Naturalistas del Sureste, WWF-España y el Instituto Español de Oceanografía, Centro Nacional de la Agencia Estatal Consejo Superior de Investigaciones Científicas (IEO-CSIC), cuenta con el apoyo de la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) en el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR), financiado por la Unión Europea – NextGenerationEU y se encuentra vinculado al Marco de Actuaciones Prioritarias para la recuperación del Mar Menor del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.