Muestreo de anfibios del proyecto AgriConCiencia

Hembra de Sapo espuelas (Pelobates cultripes) FOTO: ANSE (C)

La pasada semana, tras los episodios de lluvias, técnicos y voluntarios del proyecto AgriConCiencia llevaron a cabo un transecto de anfibios en la Cañada del Charco (Fuente Álamo). El muestreo supuso un recorrido de 17 km en el entorno de la finca objeto del proyecto. En total, se detectaron 3 sapos corredores (Epidalea calamita) 6 sapos de espuelas (Pelobates cultripes) y una rana común (Pelophylax perezi). Las lluvias no fueron suficientes para llenar los frezaderos y no se pudo detectar actividad reproductiva. Los muestreos contaron con el asesoramiento de Adrián Guerrero, herpetólogo experto buen conocedor de la zona.

Los anfibios son uno de los grupos objetivo de las medidas de conservación del proyecto AgriConCiencia, tanto por su relevante papel como consumidores de insectos como por su carácter de bio-indicadores tanto del medio terrestre como de los medios acuáticos. Además, los anfibios son uno de los grupos de vertebrados más amenazados ya que se considera que están sometidos a un declive global por los cambios de uso del suelo, la intensificación agrícola, las enfermedades emergentes y las Especies Exóticas Invasoras.

AgriConCiencia es un proyecto de carácter experimental que tiene como objetivo demostrar las mejores prácticas agrícolas con soluciones basadas en la naturaleza en la cuenca vertiente del Mar Menor (Campo de Cartagena) en el que participan la Asociación Interprofesional de Limón y Pomelo (AILIMPO), la Asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE), el Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura (CEBAS-CSIC), la Universidad de Murcia (UMU) y la Fundación Estrella de Levante. Al proyecto se asocian productores que ponen a disposición sus explotaciones para testar las prácticas. Estos productores son parte integral del proyecto participando en un proceso de co-innovación y mejora de la gobernanza.

AgriConCiencia cuenta con el apoyo de la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, a través de la Convocatoria de ayudas para la restauración y mejora ambiental en el ámbito agrícola, para contribuir a la recuperación de la funcionalidad ecológica del Mar Menor.

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Para saber más:

  • Sapo corredor (Epidalea calamita): Puede llegar a medir hasta 6 cm de longitud. Tiene el cuerpo verrugoso y las patas largas. Se diferencia del sapo común por una línea amarilla o verde claro longitudinal en la mitad de la espalda y por sus ojos amarillos en lugar de rojos. Este anfibio es capaz de sobrevivir en zonas secas, siempre que disponga de una charca temporal para reproducirse. Es longevo, pudiendo vivir hasta doce años. Su dieta está basada en insectos y otros invertebrados. De noche se mueve a lo largo de terrenos abiertos con vegetación; recorre considerables distancias, expandiéndose rápidamente.
  • Sapo de espuelas (Pelobates cultripes): Sapo de apariencia robusta y de talla mediana. La longitud total máxima se sitúa en 125 mm.  Tienen la piel lisa y brillante. Se distribuye en la zona mediterránea de la Península Ibérica. Suelen encontrarse en lugares con sustrato arenoso o margoso, que les permitan enterrarse sin dificultades. Como reacción defensiva hincha su cuerpo y emite sonidos similares a maullidos. Es insectívoro. Se trata de una especie globalmente amenazada según la UICN con la categoría de Vulnerable.
  • Rana común (Pelophylax perezi): Puede alcanzar hasta los 110 mm de longitud. Suele ser verde. Se encuentra en toda la Península Ibérica y el sur de Francia. Es una especie acuática, que se adapta a todo tipo de cuerpos de agua permanentes, sin importarle demasiado la calidad del agua. Se alimenta principalmente de invertebrados, pero es capaz de consumir vertebrados. Su periodo reproductor se extiende desde abril hasta julio. 

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