Conociendo el sabinar de las Canteras Romanas de Cartagena, un modelo de reforestación que se continuará con el proyecto Bosque Romano.
En la zona oeste de Cartagena, en plenas Canteras Romanas, se halla un bosque compuesto por numerosas sabinas moras o de Cartagena (Tetraclinis articulata) y una gran variedad de flora autóctona.
Este conjunto vegetal que hace alusión al bosque primigenio de Cartagena, se empezó a forjar de la mano del ingeniero agrícola cartagenero Ramón Navia hace unos 40 años, en un terreno apenas poblado por algún ejemplar de cambrón (Licium intricaton), un par de ejemplares de lentisco (Pistacia lentiscus) y algunos más de espino negro (Rhamnus lycioides), en una zona de gran aprovechamiento ganadero.
Observando esta situación de despoblación forestal y decadencia en la que se encontraba la zona de las Canteras Romanas y la finca familiar situada en su entorno, Ramón Navia decidió emprender un proyecto de reforestación que dio sus primeros pasos en el año 1984.
El ingeniero comenzó una búsqueda e investigación sobre cómo era Cartagena siglos atrás y su evolución, con la pretensión de recuperar el bosque primigenio cartagenero, hasta que dio con el libro de Mari Carmen Zamora donde plasmó su tesis doctoral “Aprovechamientos tradicionales de los montes comunales en la Comarca del Campo de Cartagena: como se construye un desierto”, que fue su inspiración. A partir de ahí empezaron sus recorridos por el monte en busca de semillas para plantar, y aprender qué requerimientos de suelo necesitaba cada especie. Actualmente, ha conseguido un amplio banco de semillas forestal y agrícola.
Poco a poco, Ramón fue plantando y forjando este bosque con la ayuda y consejo de diversas personas de ANSE y de Viveros Muzalé, quienes también le subministraron la planta, procedente en los primeros años del antiguo vivero de ICONA en Cartagena, ahora gestionado y recuperado por ANSE.
El éxito del Tetraclinis articulata en el sabinar de Ramón Navia.
Inicialmente, se plantaron abundantes ejemplares de pino carrasco (Pinus Halepensis) y sabina mora (Tetraclinis articulata) en la finca familiar de Ramón. Posteriormente, el bosque se fue completando con otras especies y sotobosque, con el objetivo de generar un ecosistema completo y atraer biodiversidad animal, añadiendo especies como el lentisco (Pistacia lentiscus), el mirto (Myrtus communis) la madreselva (Lonicera caprifolium), el vitex (Vitex agnus-castus), la zarzaparrilla (Smilax aspera), la efedra (Ephedra fragilis),el aladierno (Rhamnus alaternus), el acebuche (Olea oleaster), el madroño (Arbutus unedo) y el palmito (Chamaerops humilis) entre otros muchos.
El apoyo de ANSE favoreció la creación de nuevas plantaciones de sabina mora en el interior de la zona NW de las canteras, en los primeros años de puesta en marcha de lo que se denominó “Proyecto Atabaire”, antecedente del actual Bosque Romano.
Los resultados fueron muy positivos; por ejemplo, la albaida (Anthyllis cytisoides), que estaba extinguida en la zona, se recuperó y comenzó a reproducirse de forma natural, y lo mismo ocurrió en pocos años con la sabina mora, a pesar de tratarse de suelos muy pobres y encontrarse fuera del área de distribución potencial considerada en su día por algunos investigadores.
“Lo interesante era ver que cuando pasó un poco de tiempo, empezaban a reproducirse las plantas, que eso era lo que quería. Porque cuando plantas un árbol, es probable que algún día se morirá, pero si produce semillas y sale descendencia, la especie se mantiene y crece por sí sola” comenta Ramon Navia, en la entrevista para ANSE.
La importancia de la biodiversidad para controlar las plagas.
La generación de este bosque atrajo invertebrados, polinizadores y numerosas aves, creando un ecosistema más complejo, aumentando la biodiversidad. Gracias a estas aves se lograron controlar también las plagas de insectos que afectan a las plantas y a los cultivos. Además de las plantaciones, Ramón colocó un estanque con agua para uso de la fauna y numerosas cajas nido para aves insectívoras.
A partir de ahí, Ramón Navia comenzó a investigar sobre el control biológico de las plagas en cultivos agrícolas, concluyendo que un ecosistema sano tiende a un equilibrio natural evitando las sobrepoblaciones. Así fue como empezó aplicar dichas soluciones en la huerta, que recomienda para evitar el abuso de insecticidas y plaguicidas, y que ha divulgado a agricultores profesionales y aficionados a través de cursos y charlas, algunos de ellos de formación coordinados por ANSE y con la colaboración de la Fundación Biodiversidad.
Finalmente, Ramón Navia sueña que su finca sirva de modelo para reforestar otras zonas despobladas del campo de Cartagena. “Este bosque me gustaría que pase todo el horizonte, puede convivir con las huertas y las casas, realmente todo eso que está deforestado es una negligencia de los gobiernos” opina Ramón Navia.
Asimismo, esta experiencia, junto a otras desarrolladas con la colaboración de ANSE, vecinos y otras asociaciones como ARBA, ya ha servido de modelo para las plantaciones del futuro corredor verde de Bosque Romano, que ampliaran la masa forestal del entorno de las Canteras Romanas.
El sabinar de Ramón Navia, amenazado en diversas ocasiones.
Sin embargo, el Sabinar se ha enfrentado a diversas amenazas a lo largo de los años, pero ha sobrevivido gracias a la resistencia de la comunidad local. En 2007, la revisión del Plan General Municipal de Ordenación de Cartagena, promovida por el Ayuntamiento, propuso desarrollar urbanísticamente parte de la zona comprendida entre Molinos Marfagones y Canteras, lo que habría afectado gravemente al sabinar, pero la crisis inmobiliaria de 2008, las alegaciones de ANSE y las anulaciones judiciales entre otras evitaron el cambio de la calificación urbanística.
Más recientemente, en 2020, diferentes empresas fotovoltáicas y energéticas plantearon la instalación de varias centrales solares en la zona, actuación que se logró paralizar gracias a las protestas del movimiento vecinal y de ANSE.
Actualmente, la revisión del Plan General Municipal de Ordenación (PGOU) de Cartagena incluye una franja de Reserva para Futuros Sistemas de Equipamientos, que podría conllevar la construcción de un vial de gran capacidad que daría continuidad a un Sistema General de Comunicaciones a través de La Vaguada, afectando negativa y gravemente el Corredor Natural de Bosque Romano y las fincas agrícolas renaturalizadas al norte de las canteras romanas y el sabinar de Ramón Navia, con un gran impacto ambiental y paisajístico.
ANSE ya ha advertido al Ayuntamiento de Cartagena sobre las posibles consecuencias negativas de esta reserva del PGOU, y confía en que el documento sea modificado eliminando esta infraestructura, ya que existen alternativas con un menor impacto ambiental y paisajístico en el mismo documento sometido a información pública.
El proyecto “Bosque Romano”, coordinado por el Ayuntamiento de Cartagena y en él participan ANSE, ARBA y CETENMA, cuenta con el apoyo de la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) en el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR), financiado por la Unión Europea – NextGenerationEU.