La Plataforma SOS Mar Menor, compuesta por Federación de Asociaciones de Vecinos de Cartagena y Comarca (FAVCAC), Pacto por el Mar Menor, Ecologistas en Acción, Greenpeace, ANSE y la Asociación de Pescadores del Mar Menor comparece ante la Comisión sobre el Proyecto de Ley de Protección integral del Mar Menor para además de aportar doce medidas claves para su regeneración, reclamar transparencia y participación ante una Propuesta de Ley opaca, hecha de prisa y como mecanismo de lavado de imagen del Gobierno Regional antes de la temporada estival.
La Plataforma SOS Mar Menor denuncia que esta propuesta de Ley ni es Integral, ni protege el Mar Menor, ya que no contempla propuestas adicionales a las ya existentes y además elimina los puntos más eficaces de la anterior Ley de Medidas Urgentes, evitando las medidas obligatorias que esta Ley imponía al sector agroindustrial, cuando está claramente probada la necesidad de transformación de este sector para disminuir la aportación de nitratos al Mar Menor en la línea de lo que marcan las directrices europeas.
La Plataforma SOS Mar Menor ha criticado que quieran aprobar una Ley que además no lleva dotación presupuestaria ni de personal asignada para controlar el cumplimiento de la misma, dejando clara desde antes de su aprobación que su única intención es dar la apariencia de que se está haciendo algo para proteger el Mar Menor, cuando la ciudadanía clama indignada por la situación tan penosa en la que se encuentra.
Entre las medidas que desde esta Plataforma se han propuesto, algunos puntos tan de sentido común como, que toda la superficie roturada ilegalmente o que esté en regadío de manera ilegal sea restituida, que se asegure una franja perimetral de 2 kilómetros libre de fertilizantes en torno a la laguna salada o que el Comité Científico tenga la independencia, autonomía y reglas de funcionamiento e influencia en la toma de decisiones homologable a los estándares internacionales que rigen este tipo de comités.
Esta Plataforma ha querido dejar claro en su comparecencia, que al Mar Menor se le acabó el tiempo de las disputas entre la Administraciones. Reclamamos que es el momento de que todas ellas se pongan a trabajar juntas, fijando las medidas necesarias y dotando presupuestariamente las mismas para que la regeneración de nuestro querido Mar Menor sea posible.
A continuación reproducimos la comparecencia realizada por Pedro Luengo ante la Comisión.
COMPARECENCIA SOS MAR MENOR
Proyecto De Ley nº1 de Protección Integral del Mar Menor
En primer lugar, queríamos agradecer al Grupo Parlamentario Socialista su ofrecimiento a participar hoy en el análisis de este Proyecto de Ley, y al resto de Grupos Parlamentarios y miembros de la comisión por recibirnos y asistir a nuestra intervención.
También quiero resaltar el hecho, de que las democracias modernas se basan en dos pilares: la transparencia y la participación pública.
Como organizaciones sociales queremos participar en la toma de decisiones que afecta a nuestro entorno, a nuestras vidas y que determinará nuestro futuro como sociedad.
Al fin y al cabo, conviene no olvidar que ustedes han sido elegidos por la ciudadanía para representar y preservar el interés general, y protegerlo de las posibles amenazas que cualquier interés privado pueda suponer.
Con este preámbulo queremos resaltar dos obviedades:
-El texto de esta nueva norma no ha sido elaborado mediante un proceso participativo, y su aprobación como Decreto-Ley, tampoco permite dicha participación.
-Aunque finalmente se tramite como Proyecto de Ley, las comparecencias de 15 minutos en una comisión parlamentaria, tampoco son un proceso participativo.
Por desgracia, ni los anteriores Gobiernos Regionales, ni la actual coalición de Partido Popular y Ciudadanos, han sido, ni son, todo lo transparentes, ni todo lo participativos que demanda y requiere una democracia sana y actual.
Reitero que agradecemos que se nos brinde esta oportunidad, pero consideramos necesario resaltar que ni en la elaboración, ni en la tramitación de esta Ley ha habido un verdadero proceso de participación pública, con las garantías que esto proporciona, ni ha existido una revisión previa por parte de los órganos consultivos.
Como resultado tenemos una norma poco eficaz, que ni es integral, ni protege más al Mar Menor, y las posibilidades de mejora a través de este método, con comparecencias de 15 minutos, son mínimas.
Seguramente la mejor opción sería desecharla y reescribirla con la participación y transparencia que requiere.
Y a pesar de la poca fe en que se acabe aprobando una norma realmente eficaz, intentaremos aportar nuestro granito de arena en esta comisión.
Otro hecho destacable es que el anterior Decreto-Ley de Medidas Urgentes, que tampoco fue participativo, y que se terminó tramitando como Proyecto de Ley, consiguió mejorarse gracias a un proceso de debate entre los grupos de la oposición que había en ese momento, y la sociedad representada por organizaciones sociales, ambientales, vecinales y profesionales.
Pero justamente aquello que lo hacía mejor, contra cuya aprobación votó el Grupo Parlamentario Popular, no se puso en práctica, e incluso se proporcionó cierta ayuda al sector agrícola para que pudiera incumplirse. Una pérdida de un tiempo muy valioso.
Y precisamente uno de los logros de este nuevo texto es derogar esa norma.
También es importante tener en cuenta que aunque son muchas las actividades que han impactado e impactan en el ecosistema, el proceso de eutrofización que está matando al Mar Menor tiene un origen principalmente agrícola. A tener en cuenta a la hora de priorizar acciones.
Y no hay que olvidar que la crisis ambiental del Mar Menor es también una crisis social y económica.
Por un lado, se han aumentado la cantidad e importancia de las inundaciones en las poblaciones ribereñas, con especial mención de Los Alcázares, causando una auténtica tragedia social. Y esto está muy relacionado con la transformación del paisaje del Campo de Cartagena, y no sólo con los excesos urbanísticos.
Por otro lado, tenemos unas poblaciones ribereñas muy afectadas por la crisis ambiental, que afecta a su economía, a su sustento, y a su forma de vida.
Y tenemos a una sociedad que ve cómo se pierde un referente cultural y un patrimonio natural, que es protagonista de nuestros recuerdos, de nuestra historia, y que ha sido emblema de la región.
Hoy todo eso peligra, y no sólo la sociedad actual, sino también las generaciones futuras, no nos perdonarán que no seamos capaces de recuperarlo, si dejamos que muera en nuestras manos.
Y digo esto por que sucesivos gobiernos regionales y nacionales no se han puesto de acuerdo para frenar esta degradación.
Se han permitido demasiadas agresiones en el Campo de Cartagena y el entorno del Mar Menor. Se ha hecho demasiado poco por hacer cumplir las leyes que lo protegían.
Y hoy en día, se sigue sin hacer todo lo posible.
Insisto, conviene recordar que la ciudadanía ha depositado en ustedes la responsabilidad de la gestión pública, y demandan soluciones reales y eficaces.
Es cierto que es urgente iniciar cuanto antes el proceso de recuperación del Mar Menor, pero aquí las prisas se usan como excusa para legislar vía decretazo y sin participación, mientras se evita hasta el último minuto el cumplir la profusa legislación ya existente durante años.
Tengan en cuenta que ya vamos tarde, y que cualquier medida que se aplique hoy, va a tardar años en tener efectos visibles en el ecosistema.
El Mar Menor es mucho más que una piscina donde la transparencia del agua es lo único importante.
Es un sistema complejo de organismos, cuyo equilibrio se ha roto, y recomponerlo va a ser una tarea titánica, y cara. Hubiera sido mucho menos traumática, más barata y más fácil si se hubiera adoptado hace 10 ó 15 años.
Eso no quiere decir que haya que precipitarse. Como ya han apuntado diversos científicos, lo importante es que demos los pasos en la dirección adecuada, y que las medidas que se tomen a corto plazo, sean compatibles y en la misma dirección que las que se adopten a medio y largo plazo.
Además, hay dos cuestiones muy importantes en esta adopción de soluciones:
- Requerirá de la asunción de una parte de los costes a quienes la han provocado, en cumplimiento del principio “quien contamina, paga”.
- Dado que la financiación pública provendrá en gran medida de fondos europeos, habrá que adoptar preferiblemente medidas basadas en la naturaleza, y evaluar las diferentes alternativas en términos de coste/efectividad, para demostrar que se adopta la mejor solución. Europa está dejando muy claro que estos dos requisitos serán imprescindibles para acceder a fondos europeos.
Y en este sentido, es en donde se enmarcan las pinceladas que podemos dar en estos minutos de comparecencia, que podrían ser justificadas más extensamente por escrito, en un proceso real de participación, en el que se valorasen de manera motivada.
Resumo brevemente en unos doce puntos, y si alguno les interesa especialmente, intentaré contestarlo en el turno de preguntas.
- Consideramos que este proyecto de Ley elimina los puntos más eficaces de la anterior Ley de Medidas Urgentes a la que deroga, en cuanto a prácticas agrícolas, que son:
- La zonificación y exigencias en cada una.
- La obligatoriedad de las buenas prácticas agrarias en toda la cuenca, en especial en lo referente al abonado, al laboreo contra pendiente y a la retención de escorrentías, sedimentos y nutrientes.
- La restricción en el uso de los fertilizantes más contaminantes, los de alta solubilidad.
- Un punto que también nos parece destacable es que no exista en esta Ley ninguna dotación presupuestaria asignada, ni dotación de personal para controlar el cumplimiento de la misma. Sin esto, el mayor potencial de esta Ley está en que deroga la anterior para poder evitar la obligatoriedad de medidas en origen al sector agroindustrial.
- Es totalmente improcedente que el control del cumplimiento de las pocas exigencias se deje en manos de un “operador ambiental”, a sueldo de la propia empresa agrícola. Y más observando la actitud negacionista del sector en general respecto a su contribución al problema del Mar Menor.
- La prohibición de usar fertilizantes en los primeros 500 m desde la orilla del Mar Menor es ridícula. Primero porque en esos 500 m abunda el suelo urbanizado, que es impermeable, y la franja no cumpliría su función de freno a las escorrentías, nutrientes y sedimentos, que requeriría contar con humedales perimetrales. Segundo, porque esa franja de 500 m, incluso con su conversión a humedal en los espacios viables, seguiría siendo insuficiente. Consideramos que debe ser una franja perimetral mayor, en torno a los 2000 m, en los que desaparezca ese uso de fertilizantes, en la que se recupere y amplíe la superficie de humedales naturales, y en la que algunos cultivos de secano podrían ser compatibles.
- Aunque es una obligación que ya figura en otras leyes, sería imprescindible que se deje claro que toda superficie roturada ilegalmente, o que esté en regadío de manera irregular, debe restituirse a su situación original (ya sea secano o vegetación natural), en un plazo breve establecido, y además del pago de la sanción que le corresponda. Sería bueno, que puesto que sabemos que hay al menos unas 9.000 has de regadío ilegal en el Campo de Cartagena, se destinara personal y presupuesto suficiente para que se tramiten los expedientes sin demora y se restituyan lo antes posible, ya que eso sería una primera rebaja de la presión que sufre el Mar Menor, insuficiente, pero necesaria y rápida de obtener.
- Tras escuchar las valoraciones de varios miembros del Comité Científico que lo han abandonado por inoperancia y falta de independencia, sería imprescindible que el Comité Científico tuviera una independencia, autonomía y reglas de funcionamiento y de influencia en la toma de decisiones, homologable a los estándares internacionales que rigen este tipo de comités.
- La transparencia y la participación ciudadana debe mejorarse sustancialmente. En cuanto a participación, el Comité de Participación Social del Mar Menor, debería estar conformado con una representación realmente social, y no con el actual exceso de representación administrativa y empresarial. Además, la reglamentación que lo rija debería atender las directrices del convenio Aarhus, para asegurar una participación orgánica real y efectiva de la ciudadanía en los procesos de toma de decisiones.
- En el ámbito urbanístico, es necesaria una moratoria real y eficaz, mientras no se elabora un Plan de Ordenación Territorial de toda la cuenca vertiente, en el que se establezcan límites al desarrollo urbano. Es evidente que ya hay una sobresaturación urbanística entorno al Mar Menor, y no se puede seguir creciendo sin límites.
- Creación de un marco de ordenación territorial, que regule los usos del suelo alrededor de la laguna y concilie los intereses colectivos asociados a la protección del territorio, del turismo, del patrimonio natural e histórico, del paisaje, la agricultura de secano y las actividades tradicionales, culturales, de ocio y recreo vinculadas a la laguna salada. Esto es lo que hacen figuras como los Planes de Ordenación de los Recursos Naturales asociados a espacios protegidos, en los que la protección se hace efectiva mediante la regulación de las actividades en diferentes zonas. Algo que en esta región escasea, y que si no ha sido eficaz es por que no se ha aplicado.
- Otra iniciativa que se está estudiando y proponiendo en los últimos meses es la dotación de personalidad Jurídica propia al Mar Menor, dotándola de los instrumentos de protección pertinentes en relación con la Carta de Derechos y los guardianes.
- Sobre puertos, navegación y fondeo, es necesaria una profunda reforma, en la que se plantee la eliminación de algunos puertos, y la permeabilidad de los que permanezcan. Al mismo tiempo hay que reconducir el fondeo indiscriminado actual, primando las marinas secas y estableciendo límites de número de embarcaciones y zonas de fondeo regulado temporal. Por supuesto, reducir a la mínima expresión la navegación a motor, y primando los deportes náuticos no motorizados: vela, kayak, etc.
- Sobre playas, hay que acabar con la práctica de creación de playas artificiales, que además de un despilfarro supone un impacto al ecosistema, ya muy dañado. Debería estudiarse alternativas que potencien la naturalización de las orillas, y potenciar un turismo de bajo impacto, menos estacional y que aprecie y ayude a conservar los valores naturales de este valioso ecosistema, revalorizando la idea de ribera, que es lo que ha tenido siempre el Mar Menor, no playas. Además, revalorizar la idea de ribera, recreando en lugares adecuados algunos balnearios tradicionales, constituiría un valor añadido diferencial y singular del Mar Menor respecto a otros destinos turísticos convencionales.
Y así podríamos dedicar mucho más tiempo a enumerar medidas de gestión del Mar Menor, su cuenca de drenaje, y de las diferentes actividades económicas, sociales y culturales, de forma motivada, pero, como ya hemos dicho al principio, este espejismo de participación no permite más que dar pinceladas, sin entrar de lleno a las medidas.
Gracias por su atención, y haré lo posible por contestar a sus preguntas.
Buenos días,
Me gustaría ponerme en contacto con algún responsable de la plataforma SOS del Mar Menor.