ANSE colaborará en el seguimiento satelital de tortugas bobas (Caretta caretta) nacidas hace un año en Calblanque, y propone medidas alternativas o complementarias para el presente y futuro de la especie en la Región de Murcia.
El pasado verano, y tras varios intentos infructuosos de puesta desde 2016, de rastreos tras el amanecer por parte de voluntarios de la Asociación de Naturalistas del Sureste y otras entidades (Asociación Calblanque, Asociación de Vecinos de Cobaticas y Las Jordanas, Procabo, …) y personal del P. R. Calblanque, por fin se produjo el esperado evento de la primera nidificación de tortuga boba en la Región, que tuvo lugar en Cala Arturo, Calblanque (Cartagena, Murcia). Los voluntarios también participaron en la custodia nocturna de este nido (la diurna a cargo de los Agentes Ambientales) de importancia histórica. Hasta que las DANAs cortaron los caminos casi al final del período y se precipitó por bajada de temperaturas el rescate de las crías a punto de eclosionar, 21, por parte de los técnicos de Medio Natural y Centro de Recuperación de Fauna Silvestre (CRFS) «El Valle».
Tras la liberación de 10 ejemplares por la Comunidad Autónoma en el día de hoy y antes de la liberación de las restantes 11 tortugas con presencia de las citadas Asociaciones, 6 ejemplares serán dotados de emisores satelitales, 3 financiados por la CARM y 3 por ANSE, con la colaboración de la Universidad Politécnica de Valencia. Las marcas de satélite ayudarán a estudiar los desplazamientos y posible supervivencia durante los primeros meses tras su liberación, después de un año de cría en cautividad.
Un año después de su nacimiento, las tortugas de Calblanque han pasado de pesar pocos gramos a más de un kilogramo, parte de ellas en las instalaciones más preparadas para ello del Oceanográfic de Valencia y parte en las instalaciones del IMIDA en San Pedro del Pinatar, y tras una aclimatación previa a la suelta en un tanque del Oceanographic que imita el medio marino.
ANSE manifestó varias veces a lo largo de este año la necesidad de este periodo de aclimatación, que todo largo proceso de cría en cautividad debe tener, y que esperamos sea mayor y mejor en el futuro. Según parece, todas las 47 crías eclosionadas hace pocos días del nido de La Manga y las 4 del nido no antes detectado de Calnegre, seguirán el proceso de cría llamado “headstarting” (“empujón inicial” en traducción libre pero gráfica), aunque no exento de ciertos riesgos e incertidumbres (http://www.seaturtle.org/mtn/archives/mtn50/mtn50p8.shtml) para evitar la alta mortalidad inicial por depredación.
ANSE opina que un porcentaje de las crías eclosionadas en los nidos de futuros años deben ser liberadas al mar tan pronto se compruebe «in situ» su peso, aspecto general y movilidad, diversificando así las estrategias seguidas. Esta liberación inmediata se debe hacer literalmente lo más rápido posible para que las tortugas neonatas no agoten en la jaula de retención mucha de la energía que necesitan a su llegada al mar según estudios al respecto (https://kar.kent.ac.uk/58551/). Esta forma de actuar facilita que quede grabada en ellas la playa en la que salieron al mar, y vuelvan a desovar cuando sean hembras adultas y si las condiciones de la playa, mar y costa siguen siendo adecuadas.
También se debe seguir asegurando en cada caso la necesidad y, si procede, la rapidez de las traslocaciones de nidos («neo-nidos» donde se recolocan los huevos para protegerlos de subida de aguas, etc), teniendo en cuenta que puede influir en el porcentaje de viabilidad de los huevos. En el caso de Calblanque, la CARM ha comunicado que todas las tortugas de Calblanque son machos, por lo que, evidentemente no regresarán en el futuro a poner huevos, aunque tal vez sí a la costa próxima en busca de hembras.
La evolución de la especie en la costa española, y antes aún en la italiana, apuntan a un incremento progresivo del número de puestas de tortuga boba en el Mediterráneo Occidental, que podría ser consecuencia del calentamiento y cambio climático: En las costas del Mediterráneo oriental (Grecia, Turquía, Chipre) la temperatura está aumentado demasiado (durante la incubación la temperatura marca la proporción de machos y hembras al igual que en los cocodrilos), provocando el nacimiento mayoritario de hembras e incluso reducir notablemente el número de nacimientos por exceso de calor.
ANSE comenzó a trabajar en la conservación de tortugas marinas hace ya más de 30 años, colaborando en los primeros trabajos sobre incidencia de mortalidad de tortugas capturadas accidentalmente por barcos palangreros. Aunque diversos proyectos de sensibilización emprendidos por diferentes organizaciones y administraciones, y la disminución y cambio de técnicas de pesca de la flota palangrera, han conllevado una reducción significativa de la mortalidad en palangre, otros factores como las basuras marinas estarían incidiendo negativamente en la conservación de la especie en el Mediterráneo.
Las tortugas marinas se enfrentan actualmente a riesgos de mortalidad y daños por choques con embarcaciones, redes y plásticos marinos, que además de por tener a veces aspecto medusoide les atraen también aún más por el olor como posible comida al ser colonizados por microfauna marina (https://www.sciencedaily.com/releases/2020/03/200309130103.htm).
Para ANSE, la reproducción de las tortugas marinas en nuestra costa nos proporciona una oportunidad y necesidad de naturalizar una parte del litoral urbanizado como el de La Manga, recuperando el DPMT invadido, arenales y dunas (en cuya restauración lleva varios años trabajando ANSE en distintos municipios costeros), reduciendo el uso de maquinaria limpiaplayas durante la época de cría, y mejorando la sensibilización de la población sobre la protección que ejercen sobre las playas los arribazones de Posidonia oceanica, entre otras muchas medidas.
Proteger a las tortugas marinas y sus puestas implica proteger el mar y las playas, siendo imprescindible introducir cambios en su gestión, y con ello, se beneficiará también al resto de habitantes de la costa, incluidos los humanos.