Ecosistemas litorales y cambio climático

Ecosistemas litorales y cambio climático

El litoral y el cambio climático en el Sureste Ibérico

El litoral del Sureste Ibérico está densamente poblado y existe una gran cantidad de infraestructuras y construcciones en primera línea. Los efectos del cambio climático en la costa afectarán a los ecosistemas litorales, pero también tienen efectos sobre estas construcciones.

La costa del Sureste Ibérico presenta una gran diversidad paisajística, pudiéndose encontrar playas arenosas o costas acantiladas. Mientras que en la costa sur y sureste se encuentran acantilados que se sumergen directamente en el mar alternados con costa baja, que se hace más frecuente a medida que nos desplazamos hacia la zona oriental, el frente de levante o litoral este se caracteriza por estar ocupado principalmente por costa baja, destacándose las playas arenosas y la laguna costera del Mar Menor. Este último constituye una gran llanura litoral con una albufera de alrededor de 180 km2, separada del Mar Mediterráneo por una franja de arena, La Manga, y comunicada con éste por una serie de golas o canales. En este contexto, encontramos una singular diversidad biológica, tanto terrestre como sumergida. En la zona baja emergida podemos encontrar arenales, humedales y saladares, mientras que en el Mar Menor destacan las praderas de fanerógamas y algas (más información sobre los ecosistemas del litoral). Sin embargo, a pesar de su enorme valor ecológico, el litoral del sureste ibérico ha sido intensamente ocupado por construcciones e infraestructuras, principalmente dedicadas a uso turístico y de segunda residencia.

Ciertas prácticas como la instalación de infraestructuras en primera línea de costa, el movimiento de arenas o la retirada de los arribazones de Posidonia aumentan los efectos del cambio climático en el litoral.

Las áreas costeras son especialmente vulnerables a los efectos del cambio climático, que pueden traer consigo subida del nivel del mar o cambios en el régimen de vientos, oleajes y corrientes marinas o la frecuencia e intensidad de eventos extremos como tormentas. Una de las principales consecuencias derivadas del cambio climático en el litoral es la subida del nivel del mar.  Desde la década de los 90 del siglo pasado, el Mediterráneo español ha sufrido un ascenso del nivel del mar de entre 2,5 y 10 mm/año. Las previsiones indican que en 2100 podrían haber subido entre 30 y 40 cm más. Esta subida del nivel del mar, junto con la erosión de las playas puede suponer la inundación de la primera línea de costa. Mediciones realizadas muestran que entre los años 1956 y 2007 las playas de algunas zonas del Sureste Ibérico han retrocedido entre 16 y 68 m. Los efectos del cambio climático se pueden ver incrementados por malas prácticas, como la creación de infraestructuras o  la urbanización de la primera línea de costa, que interrumpen la dinámica litoral, la retirada masiva de arribazones, etc.

Los ecosistemas del litoral tienen un importante efecto de protección de la costa contra los efectos del cambio climático.

Los ecosistemas litorales realizan una importante función de mitigación de los efectos del cambio climático, siendo la primera barrera ante sus efectos. Por ejemplo, la dinámica litoral natural lleva arena a las playas que forma cordones dunares, los cuales actúan como protección de la primera línea de playa ante la subida del nivel del mar o las tormentas. Por otra parte, las hojas de Posidonia oceanica que llegan, en mayor medida, a final de verano a las playas forman arribazones que protegen a estas del embate de las olas, evitando la pérdida de arena.

Por todo esto es particularmente importante la puesta en marcha de actuaciones que protejan estos ecosistemas y fomenten sus funciones, y la investigación en técnicas de gestión litoral menos impactantes para el paisaje.


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