Juan Manuel Ibáñez nació en Cartagena el 18 de mayo de 1951 en una de las viviendas del popular barrio que se localizaba sobre el actual teatro romano –descubierto hacia 1988– . Es el mayor de cuatro hermanos y su padre disponía de una tienda de frutos secos junto al antiguo cine Máiquez, aunque luego trabajó como conserje en la refinería de Escombreras. Estudió bachillerato en el instituto “Isaac Peral” y posteriormente inició estudios de Ingeniería Técnica Mecánica en la ciudad portuaria, donde conoció a Pedro Talavera y con el que entabló amistad rápidamente por compartir las mismas inquietudes sobre la naturaleza.
Juanma, como Pedro, tuvo desde pequeño gran afición por los animales y recuerda cómo en un cuartucho de la parte alta de la casa de sus padres cuidaba de algunos pájaros y donde luego instaló también un acuario. El día en el que Pedro llevó a clase de Tecnología una enorme oruga de la mariposa Acherontia atropos, que todos admiraron junto a su profesor Juan José Alcaraz Quiñonero, fue el inicio de una gran amistad que propició, meses después, la decisión de ambos de cambiar los estudios de ingeniería por los de biología en Murcia. En la facultad de Ciencias, realizó los estudios de primer curso, que eran comunes entonces, y el año siguiente se trasladó ya a Granada donde acabó licenciándose en biología.
En torno a ese año de estudios en Murcia fue cuando, junto a Pedro Talavera y los murcianos José Damián Navarro y Alejandro Romero, se gestó la idea de crear una asociación de estudio y protección de la naturaleza. Para ello, fueron decisivas las dos visitas que realizaron al recién creado Parque Nacional de Doñana y el contacto que mantuvieron desde entonces con su director José Antonio Valverde y destacados ornitólogos como Francisco Bernis o Javier Castroviejo.
Además, por aquellas fechas fue determinante también en muchos jóvenes la labor divulgativa del conocimiento y la protección de la naturaleza que iniciaba el Dr. Félix Rodríguez de la Fuente con sus programas televisivos y sus publicaciones.
El grupo de amigos, una vez que se inició en la observación de aves a través de la Sociedad Española de Ornitología (SEO) y en el anillamiento científico de las mismas a través del GOSE (Grupo de Anillamiento del Sureste), quiso reunir en una asociación naturalista a todos los murcianos con inquietudes proteccionistas, por lo que convocaron la ya conocida asamblea fundacional de ANSE (Asociación de Naturalistas del Sureste) el 19 de mayo de 1973 en el Aula de Cultura de la Caja de Ahorros del Sureste, junto a la catedral.
De allí surgió la primera Junta Directiva, que presidió el profesor de biología Antonio Gómez Gersol y que estuvo impulsada por Juan Manuel Ibáñez (carnet de ANSE número 2), Pedro Talavera (número 1), José Damián Navarro (número 3) y Alejandro Romero (número 4), entre otros. Desde ese momento, ANSE fue haciéndose un hueco en el ecologismo español pues desarrolló numerosos proyectos proteccionistas, estudios científicos y actividades divulgativas que han llegado a nuestras fechas cumpliendo 50 años de compromiso con la naturaleza murciana.
Uno de los estudios más destacados en los que participó, junto a Pedro Talavera y Luis Felipe, fue sobre la tortuga mora (Testudo graeca) gracias a una beca que obtuvieron de la Estación Biológica de Doñana, lo que les permitió conocer bien el Parque Nacional así como zonas naturales costeras de Baleares, Valencia y Murcia.
Durante su estancia en Granada como universitario, Juan Manuel contribuyó también a la fundación de la Asociación de Naturalistas de Andalucía Oriental (ANAO) con la que realizó diversas actividades en aquella zona. Su tesina de fin de carrera en la Universidad de Granada se tituló “Aspectos ecológicos de las zonas húmedas del sur de la provincia de Alicante” (1978), después de recoger abundante información en las múltiples visitas que realizó a estos parajes –especialmente al Hondo, hoy Parque Natural–, con sus compañeros y amigos José Damián Navarro y James McIvor, ornitólogo norteamericano residente por aquellas fechas en Torrevieja y del que también hablaremos en esta sección en fechas próximas.
En 1977, promovió en ANSE, junto a otros asociados, la “Operación Tortuga” que tenía como objetivo la devolución a sus hábitats naturales de ejemplares cautivos de tortugas, así como la persecución del tráfico de estos reptiles. Además, con la ayuda económica de muchas personas y el aval personal de un grupo de socios de ANSE –encabezados por Juanma–, se adquirió la finca Malcamino en la sierra de la Almenara (Mazarrón-Águilas) que ha servido de reserva de esta especie propia de zonas semiáridas. Por cierto, la revista científica de ANSE, que por esas fechas editó su número 0 dedicado monográficamente a las zonas húmedas sudalicantinas, lleva por cabecera el nombre de “Testudo”.
A finales de los años 70, Juan Manuel Ibáñez desempeñó el cargo de presidente de ANSE siendo su secretario Joaquín P. Sánchez Onteniente, conformándose una junta directiva que compaginaba la coordinación de actuaciones entre Cartagena y Murcia.
Después de ser declarado exento para el servicio militar debido a problemas de vista, su antiguo profesor Juan José Alcaraz, por entonces inspector de educación, lo animó a preparar oposiciones a enseñanza secundaria que aprobó y, desde entonces, pasó a dar clase Ciencias Naturales en el instituto de “El Bohío” en Los Dolores de Cartagena. Con sus alumnos, acostumbraba a realizar excursiones a diversos parajes de la naturaleza murciana y hasta construyó un estanque en el centro educativo para el estudio de anfibios y reptiles.
Juan Manuel se jubiló de la enseñanza hace unos años, siendo catedrático de Ciencias Naturales, y se ha dedicado a cuidar de su extraordinaria biblioteca especializada y un nutrido museo de historia natural, así como a visitar numerosos países en los que ha disfrutado de singulares espacios naturales: Costa Rica, Sudáfrica, Cabo Norte, etc.
La dedicación y entusiasmo por la defensa de nuestra naturaleza que, durante muchos años, ha desarrollado Juan Manuel Ibáñez merecen nuestro reconocimiento más sincero y son un magnífico ejemplo a seguir para todos nosotros.
Mariano Moreno Requena
