Un atentado a la Biodiversidad

Atravesamos una crisis que es ecológica, pero también política, económica, cultural y social; y que afecta directamente al bienestar del ser humano. Los modelos de desarrollo inadecuados son en gran parte los causantes de esta crisis. Se está viendo mermada la diversidad biológica y cultural que constituye la garantía más robusta de nuestras perspectivas de futuro. (Manifiesto ante el Cambio Global. 29.01.2008).

con la comida no se juegaY el cultivo de organismos modificados genéticamente (OMG) merma nuestra diversidad biológica, cultural, social y económica, y apunta directamente a nuestro bienestar. Las dudas (muchas) sobre los transgénicos, algunos casos ya acaecidos, y diferentes estudios, se cruzan a favor y en contra. Siguiendo a Cereijo, en su artículo «Con la comida no se juega», quisiera compartir algunas reflexiones sobre los transgénicos:
Los genes son entes dinámicos, tienen varias funciones, interactúan entre ellos y su expresión depende de muchos factores. Al trasladar genes de una especie a otra (de un pez a un tomate por ejemplo -y no es broma-, unimos otro de bacteria y un trocito de un virus) es difícil predecir, dominar y controlar su comportamiento. Su función no tiene por qué ser la misma una vez insertados en otra especie. Ya se habla de «inestabilidad», «alteraciones imprevistas», «integración al azar», … en la secuencia transgénica del OMG.

GMO freeEl Grupo de Ciencia Independiente (ISP) denuncia que existe un patrón sistemático de supresión y tergiversación de datos científicos adversos a la industria de OMG. La investigación en transgénicos recae sobre todo en las grandes multinacionales de la agroindustria, cuyo objetivo no es mejorar la calidad de los alimentos sino ganar más dinero. El ejemplo más conocido, la soja Roundup Ready de Monsanto, que es resistente al herbicida Roundup, fabricado también por Monsanto.

El mayor golpe de las compañías productoras de transgénicos, y su mayor fraude científico, fue asegurarse de que ningún alimento genéticamente modificado se sometiera a pruebas de seguridad. En Estados Unidos impusieron el concepto de «equivalencia substancial del OMG», es decir, si un cultivo OMG se parece a su equivalente no OMG y se cultiva igual, entonces lo es.

En cuanto a los procedimientos de aprobación a la carta, el reciente de la peligrosa patata transgénica Amflora, sorprendentemente aprobada por la nueva Comisión Europea, mediante un atajo administrativo muy llamativo, que evita el debate del Colegio de Comisarios, es todo un ejemplo. Esta patata lleva un gen que le confiere gran resistencia a determinados antibióticos.

Leyendo el libro de Eduardo Punset ‘Por qué somos como somos’ hay un epígrafe titulado «la vida sexual de las bacterias». Dice así … «lo que para una persona o un animal superior es fantasía, para las bacterias es la forma más normal en que suceden las cosas. Son increíblemente promiscuas, en el sentido de captar todo el ADN disponible en el medio, con un continuo intercambio de genes, que les garantiza la diversidad, y la prolongación indefinida de la vida. Esta promiscuidad genética la ejemplifica con una Elizabeth Taylor que se zambulle en una piscina con sus ojos violeta, y una vez en el agua, traga los genes que cambian sus ojos a color marrón, Se seca con una toalla que contiene genes de flores y palomas y, de repente, alza el vuelo con los ojos marrones y flores en las alas». Ésa es la vida sexual de las bacterias. Después de leerlo, decir que se tiene controlados a los organismos transgénicos, es un mal chiste.

El alimento transgénico una vez aprobado, no es etiquetado, y no podemos diferenciarlo del resto. No hay ningún sistema fiel de información, seguimiento o control. Las exportaciones invaden mercados… los consumidores de otros países nos exponemos a transgénicos sin saberlo, ni consentirlo. Genes declarados no aptos para el consumo humano se cuelan en nuestra dieta. El caso más conocido, el maíz Starlink.

GMO stopSiempre dicen que «no va a pasar», pero parece que ya está pasando. En 2002, en la Universidad de Newcastle se realizaron las primeras pruebas con humanos, demostrando que tras una sola comida, las bacterias del intestino de tres de las siete personas que participaron en el ensayo, habían adquirido material transgénico. Volvemos a las bacterias y su vida sexual.

Al riesgo por consumo se suma el aumento exponencial del uso de productos químicos para su cultivo: pesticidas, herbicidas (como el tóxico glifosato), … Esta biotecnología promueve soluciones únicamente para los problemas derivados de sistemas de monocultivo ecológicamente inestables, diseñados sobre modelos de agricultura industrial ineficientes, insostenibles tanto ambiental como socialmente. Este modelo genera dependencia y empobrecimiento de los agricultores.

Pensar que se diseñan «para ayudar a solucionar los problemas de hambre en el mundo» es simplemente ingenuo, por no decir perverso. Algunos ni siquiera son más productivos. ¿Quién se beneficia entonces de los cultivos transgénicos?

¿Transgénicos? No, gracias. Y como tadavía no obligan a etiquetar estos productos, en la web de Greenpeace puedes consultar la lista roja de alimentos con transgénicos. Y a través del Proyecto Coccinela, de ANSE, puedes unirte al grupo de consumo de productos ecológicos, del que directamente se benefician agricultores y consumidores.

Vicente Hernández es doctor en Ciencias Biológicas y presidente de ANSE


Fuente: laverdad